Teatro Real: la
senda de la excelencia
El Teatro Real de Madrid recibió
el premio más importante de la ceremonia, a la mejor compañía de ópera del
mundo por el International Opera Awards 2019, catalogados como los Óscar de la
lírica.
Después de haber tenido sus puertas
cerradas durante 70 años, reabrió sus puertas en 1997, y durante este tiempo el
Teatro Real de Madrid ocupa ya un puesto de honor en el olimpo de la lírica
tras ser distinguido como la mejor compañía del mundo por su programación en
2019.
Han demostrado que persiguen la
búsqueda de excelencia, donde apenas ha necesitado dos décadas para reavivar en
Madrid la llama de la lírica y hacerse visible en el mapa mundial de la ópera.
También estuvo nominado a 3
categorías más: mejor orquesta de un teatro de ópera mejor estreno absoluto y
mejor grabación musical.
Durante la ceremonia se nombró y se
mostró un video del Teatro Real explicando sus exigentes medidas de seguridad
durante la pandemia de la Covid, y se reconoció con una mención muy especial al
Teatro Real, por la resiliencia que demostraron, de la música y la ópera, en
estas circunstancias tan difíciles.
Brundibár: una ópera
infantil en un campo de concentración
Al comenzar la ópera, cuentan brevemente
la historia que ocurrió en la ciudad de Theresienstadt, para poder ponernos en
contexto e introducirnos en la obra.
La ciudad de Theresienstadt
fue elegida por los nazis para crear un gueto modelo, aunque realmente era una
estación de tránsito a campos de exterminio. Sin embargo, muchos judíos fueron
engañados y una vez allí descubrieron las terribles condiciones de vida.
Los nazis tenían un plan,
engañar, crearon actividades de tiempo libre, entre ellas la música y fue
cuando les visitó la Cruz Roja internacional en 1944, cuando cumplieron su
plan.
Fue durante esta visita cuando
se representó por última vez la ópera infantil “Brundibár”, ya que después
fueron deportados a campos de exterminio.
La obra se divide en el prólogo, que
incluye fragmentos del del “Tema y variaciones” de la sonata para piano nº 7 de
Víktor Ullmann, tema inspirado en la canción de Raquel (canción popular judía),
la Marcha de Terezin de Karel Svenk y la
canción Wiegala de Ilse Weber. Y por otra parte, en el “Brundibár”, que consta
de la ópera infantil en dos actos con música de Hans Krása y texto de Adolf Hoffmeister.
Versión de Terezín con reducción al piano.
Al contarnos la historia escrita, la proyección de escenas
reales y la presencia de un actor contándonos y traduciendo el momento tal y como
fue, ha conseguido que me meta totalmente en la ópera.
Me ha llamado mucho la atención
que se dirija al público como los delegados de la Cruz Roja tal y como pasó
realmente. Las entradas y salidas de este actor, que nos contaba la historia, se
unían con cantos junto a música del piano.
De uno en uno iban saliendo todos
los niños y niñas, que comenzaron a cantar y a realizar una corografía mientras
que la directora del coro les dirigía.
El canto se detuvo por una
ruidosa campana que a continuación venía con un mensaje dirigido a ellos qué decía
¡comienza el ensayo!
Además, utilizan cambios de
vestimenta para representar cada parte de la obra, como, por ejemplo, cuando se
disfrazan de heladera, lechera, panadero y policía.
Esta parte de la obra ha sido de
las que más me ha gustado. Representan la situación de Anita y Pepiche, dos
niños que quieren ayudar a su madre para que se recupere, ya que está malita y
para ello necesitan: leche, pan y otros productos, pero sin dinero no pueden
comprarlos.
Para ello se les ocurre comenzar
a cantar una canción que se llama “la canción del invierno” pero no consiguen
dinero, así que, comienzan a hacer ruido bailando y cantando, y “el hombre malo”
como lo llaman ellos, les regaña.
Poco a poco consiguen unir a
todos y crear un coro junto al gorrión, el gato, el perro y todos los niños y
niñas, de esta manera, las voces unidas
suenan más fuerte y pueden conseguir dinero para su madre, y también consiguen
echar al malvado.
Finalmente, se ve el video real
dónde los niños y niñas de Theresienstadt representan “Brundibár”.
Más aspectos que me han llamado
la atención:
- El pianista siempre estaba
presente cuando había canto. Además, la música del piano guiaba perfectamente
los momentos tristes y los momentos de euforia
- La utilización de rimas
continuamente en cada uno de los personajes ha hecho que conecte con la
historia y mantenga la máxima atención.
Como opinión personal, me ha
sorprendido mucho este tipo de ópera con representaciones, no había visto
ninguna parecida y me ha encantado.
Esta obra maestra ha conseguido
que se me erice la piel en muchas de las ocasiones y me ha enganchado desde el
principio.
Este año gracias a la asignatura
de Didáctica de la Música, he descubierto lo mucho que me gusta escuchar y ver
estos tipos de obras y conciertos.
Me ha parecido una ópera muy
impactante, con un coro impresionante.