jueves, 13 de mayo de 2021

Teatro Real y Brundibár: una ópera infantil en un campo de concentración.

Teatro Real: la senda de la excelencia

El Teatro Real de Madrid recibió el premio más importante de la ceremonia, a la mejor compañía de ópera del mundo por el International Opera Awards 2019, catalogados como los Óscar de la lírica.

Después de haber tenido sus puertas cerradas durante 70 años, reabrió sus puertas en 1997, y durante este tiempo el Teatro Real de Madrid ocupa ya un puesto de honor en el olimpo de la lírica tras ser distinguido como la mejor compañía del mundo por su programación en 2019.

Han demostrado que persiguen la búsqueda de excelencia, donde apenas ha necesitado dos décadas para reavivar en Madrid la llama de la lírica y hacerse visible en el mapa mundial de la ópera.

También estuvo nominado a 3 categorías más: mejor orquesta de un teatro de ópera mejor estreno absoluto y mejor grabación musical.

Durante la ceremonia se nombró y se mostró un video del Teatro Real explicando sus exigentes medidas de seguridad durante la pandemia de la Covid, y se reconoció con una mención muy especial al Teatro Real, por la resiliencia que demostraron, de la música y la ópera, en estas circunstancias tan difíciles.


Brundibár: una ópera infantil en un campo de concentración 

Al comenzar la ópera, cuentan brevemente la historia que ocurrió en la ciudad de Theresienstadt, para poder ponernos en contexto e introducirnos en la obra.

La ciudad de Theresienstadt fue elegida por los nazis para crear un gueto modelo, aunque realmente era una estación de tránsito a campos de exterminio. Sin embargo, muchos judíos fueron engañados y una vez allí descubrieron las terribles condiciones de vida.

Los nazis tenían un plan, engañar, crearon actividades de tiempo libre, entre ellas la música y fue cuando les visitó la Cruz Roja internacional en 1944, cuando cumplieron su plan.

Fue durante esta visita cuando se representó por última vez la ópera infantil “Brundibár”, ya que después fueron deportados a campos de exterminio.


La obra se divide en el prólogo, que incluye fragmentos del del “Tema y variaciones” de la sonata para piano nº 7 de Víktor Ullmann, tema inspirado en la canción de Raquel (canción popular judía), la Marcha de Terezin de Karel Svenk  y la canción Wiegala de Ilse Weber. Y por otra parte, en el “Brundibár”, que consta de la ópera infantil en dos actos con música de Hans Krása y texto de Adolf Hoffmeister. Versión de Terezín con reducción al piano.

 

Al contarnos la historia escrita, la proyección de escenas reales y la presencia de un actor contándonos y traduciendo el momento tal y como fue, ha conseguido que me meta totalmente en la ópera.

Me ha llamado mucho la atención que se dirija al público como los delegados de la Cruz Roja tal y como pasó realmente. Las entradas y salidas de este actor, que nos contaba la historia, se unían con cantos junto a música del piano.

De uno en uno iban saliendo todos los niños y niñas, que comenzaron a cantar y a realizar una corografía mientras que la directora del coro les dirigía.

El canto se detuvo por una ruidosa campana que a continuación venía con un mensaje dirigido a ellos qué decía ¡comienza el ensayo!

Además, utilizan cambios de vestimenta para representar cada parte de la obra, como, por ejemplo, cuando se disfrazan de heladera, lechera, panadero y policía.

Esta parte de la obra ha sido de las que más me ha gustado. Representan la situación de Anita y Pepiche, dos niños que quieren ayudar a su madre para que se recupere, ya que está malita y para ello necesitan: leche, pan y otros productos, pero sin dinero no pueden comprarlos.

Para ello se les ocurre comenzar a cantar una canción que se llama “la canción del invierno” pero no consiguen dinero, así que, comienzan a hacer ruido bailando y cantando, y “el hombre malo” como lo llaman ellos, les regaña.

Poco a poco consiguen unir a todos y crear un coro junto al gorrión, el gato, el perro y todos los niños y niñas,  de esta manera, las voces unidas suenan más fuerte y pueden conseguir dinero para su madre, y también consiguen echar al malvado.

Finalmente, se ve el video real dónde los niños y niñas de Theresienstadt representan “Brundibár”.

 

Más aspectos que me han llamado la atención:

- El pianista siempre estaba presente cuando había canto. Además, la música del piano guiaba perfectamente los momentos tristes y los momentos de euforia

- La utilización de rimas continuamente en cada uno de los personajes ha hecho que conecte con la historia y mantenga la máxima atención.

 

Como opinión personal, me ha sorprendido mucho este tipo de ópera con representaciones, no había visto ninguna parecida y me ha encantado.

Esta obra maestra ha conseguido que se me erice la piel en muchas de las ocasiones y me ha enganchado desde el principio.

Este año gracias a la asignatura de Didáctica de la Música, he descubierto lo mucho que me gusta escuchar y ver estos tipos de obras y conciertos.

Me ha parecido una ópera muy impactante, con un coro impresionante.


Autoevaluación final de la asignatura.

 Considero que este año no ha sido fácil para nadie, y para mi tampoco. En general, lo que he aprendido en las clases de música me ha pare...